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Y el centinela vio hombres montados sobre asnos y sobre camellos, jinetes que venían de dos en dos. Luego miró con más atención, y gritó como un león:

«Señor, yo he estado todo el tiempo en mi puesto de observación; me he pasado las noches enteras vigilando, y he visto acercarse hombres montados, jinetes que venían de dos en dos. Y alguien grita: “¡Cayó Babilonia! ¡Cayó Babilonia!(A) ¡Todos los ídolos de sus dioses han caído por tierra!”»

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